El desarrollo de la minería leonesa del carbón se enfrentó aún a mayores dificultades que la del carbón español en general. La explotación de las cuencas leonesas no fue rentable hasta finales del siglo XIX e incluso bien entrado el siglo XX en algunas de ellas.
Aunque la primera cuenca que se empieza a explotar de forma industrial es la de Sabero ya en los años 40 del XIX, solo la construcción del ferrocarril León-Gijón, que abrió totalmente el tráfico en los primeros años de la década de 1870, ayudó a que la actividad minera no desapareciese totalmente de la provincia, al facilitar la salida de los carbones de la cuenca de Ciñera-Matallana. No es hasta finales del siglo XIX cuando la industria carbonera consigue despegar con la construcción del ferrocarril de La Robla (León) a Valmaseda (Vizcaya), inaugurado en 1894, ferrocarril que venía a solucionar el problemas de transporte del carbón leonés al posibilitarle llegar al País Vasco.
ya en el contexto de La Primera Guerra Mundial comienzan a explotarse de forma intensiva las cuencas occidentales, con la fecha clave del 23 de julio de 1919 cuando se abre al público el ferrocarril entre Villablino y Ponferrada
El desarrollo de la minería leonesa del carbón se enfrentó aún a mayores dificultades que la del carbón español en general, a los problemas de costes, demanda y transportes que frenaron la evolución en Asturias hay que añadir en el caso de León el traslado del mineral desde el interior por medio de carros hasta la estación de ferrocarril más próxima, que hasta finales de siglo ( y aún más tarde para la cuenca de Villablino y El Bierzo) estaban demasiado alejadas, lo que encarecía enormemente el carbón y solo eran rentables en las zonas próximas (Perpiñá, 1935, 149).
Ya en el XVIII localizados algunos yacimientos (Madoz…) y Sebastián Miñano en su Diccionario Geográfico-Estadístico de 1826 cita alguna actividad minera, en particular de antimonio en los montes de Maraña y Valdeburón y de carbón de piedra en las inmediaciones de Boñar. Pero debido a los problemas citados la economía de esas zonas era la tradicional, una economía fundamentalmente de subsistencia vinculada a la agricultura y sobre todo en un paisaje extremadamente montañoso y un clima frío con abundantes lluvias y nevadas a la ganadería que solo irá variando con el desarrollo de la minería de forma industrial como veremos. Esta economía no podía mantener una población demasiado elevada lo que se manifestaba en la importancia de los movimientos migratorios hacia diversas regiones bien con el ganado trashumante, bien en busca de oprtunidades laborales (León Correa, 1987)
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